HARLEY-DAVIDSON VENDE UN ESTILO, LA MOTO ES GRATIS

Como casi todo en la vida, Harley-Davidson tiene sus seguidores y sus detractores. A los primeros, repartidos por todos los rincones del mundo, se les llena la boca afirmando que no se trata sólo de motos, sino de mucho más. Un universo entero, una forma de entender la vida. Incluso la afamada firma americana, ni corta ni perezosa, ha llegado a tomar como eslogan aquello de: “Nosotros vendemos un estilo de vida, la moto va de regalo”.

Los segundos ponen todo eso en tela de juicio. Hablan de una acertada estrategia de marketing, de una corriente social impulsada por la marca con un único fin comercial. 

Pero, ¿qué hay de cierto en ambos puntos de vista? 

La vocación que Harley-Davidson, la segunda marca más reconocida a nivel mundial después de Coca Cola, ha querido mostrar a lo largo de su centenaria historia no es otra que enarbolar las banderas de la libertad y la rebeldía. Para ello, la empresa estadounidense ha sabido conjugar los avances en tecnología junto con el valor de lo artesanal y exclusivo

A pesar de sus humildes comienzos en aquel cobertizo de Milwaukee, el lugar de trabajo de los jóvenes emprendedores William Harley y Arthur Davidson, allá por 1903, los siguientes años fueron de bonanza hasta que en 1906 se fundó la Harley Davidson Motor y, tres años después, se presentó por primera vez el logo de ‘la barra y el escudo’, representando la fuerza y la grandeza, y uno de los más populares de todos los tiempos. Su historia es el máximo exponente del sueño americano.

Hubo periodos triunfales, gracias a los encargos para proveer al ejército norteamericano en las Guerras Mundiales, y también hubo periodos complejos, como la Gran Depresión, Sin embargo, la marca ha sabido sobreponerse a los obstáculos hasta convertirse en claro referente para empresas de todo el mundo y de toda índole.

En los años 60, la imagen de la firma no era la mejor. De hecho, se la asociaba con gente falta de responsabilidad y con actitudes antisistema. No en vano, fueron sus motos las que usaron grupos como los 'Hells Angels', siempre llamados a dar la nota negativa en las concentraciones y carreras.

Sin embargo, contra todo pronóstico, fue a partir de esta década cuando más se popularizó, gracias sobre todo a la labor del cine de HollywoodLa película 'Easy Rider', con Peter Fonda y Dennis Hopper como protagonistas, junto con su banda sonora ‘Born to be wild’, fueron el impulso para el crecimiento de la marca como símbolo de rebeldía. Ahí nació precisamente el sentido de la libertad que hoy en día se le sigue vinculando a sus espectaculares motocicletas.

 

A ello también contribuyó, a partir de los 80, la creación del Harley Owner Group (1983), la primera comunidad de motociclistas que auspició una empresa. En su primer año de vida el HOG contaba con 33.000 socios y en la actualidad suman más de un millón de miembros repartidos por 20 países. 

A pesar de la llegada al mercado de potentes rivales procedentes del mercado asiático y europeo, Harley-Davidson ha resistido y sigue a la cabeza de las empresas más exitosas. Y gran parte de culpa tiene que la marca haya seguido una estrategia de diversificación, más allá de sus exclusivas y artesanales motos.

El rugido de una Harley es especial, como lo es la sensación de poder e independencia que sientes al montarla. Es sólo pensarte cabalgando sobre una Harley por la interminable ruta 66 y la piel se eriza. Es soñarte disfrutando al enfilar con el viento en la cara los kilómetros y más kilómetros de la "Carretera Madre".

La marca norteamericana ha sabido rodear a sus motos de toda cultura original y única, que influye en el modo de relacionarse con los demás, los hábitos, e incluso la forma de vestir. Además, los valores de camaradería y rebeldía siguen marcando el camino. 

Pero para algunos, esta llamada filosofía o estilo de vida no deja de ser una pura cuestión de marketing. Una moda, un pasatiempo, un movimiento social creado por comerciales de la compañía con mucho ojo clínico. Mientras que para otros, se trata de la única manera de entender el mundo.

Se quiera o no, el "harlista" se identifica con esa cultura tan particular. Su actitud en la vida, sus valores, sus prioridades, lo delatan. Ser harlista es ser auténticogenuino, y puedes serlo a tu manera, sin importar cómo disfruten de su moto los demás. Con disfrutarla cada vez que oyes su particular rugido, cada vez que la miras, o cada vez que tienes la suerte de montarla, es más que suficiente.

Y tú, ¿cómo lo ves? ¿Consideras o no que Harley-Davidson vende mucho más que motos?

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HARLEY-DAVIDSON VENDE UN ESTILO, LA MOTO ES GRATIS

HARLEY-DAVIDSON VENDE UN ESTILO, LA MOTO ES GRATIS

Como casi todo en la vida, Harley-Davidson tiene sus seguidores y sus detractores. A los primeros, repartidos por todos los rincones del mundo, se les llena la boca afirmando que no se trata sólo de motos, sino de mucho más. Un universo entero, una forma de entender la vida. Incluso la afamada firma americana, ni corta ni perezosa, ha llegado a tomar como eslogan aquello de: “Nosotros vendemos un estilo de vida, la moto va de regalo”.

Los segundos ponen todo eso en tela de juicio. Hablan de una acertada estrategia de marketing, de una corriente social impulsada por la marca con un único fin comercial. 

Pero, ¿qué hay de cierto en ambos puntos de vista? 

La vocación que Harley-Davidson, la segunda marca más reconocida a nivel mundial después de Coca Cola, ha querido mostrar a lo largo de su centenaria historia no es otra que enarbolar las banderas de la libertad y la rebeldía. Para ello, la empresa estadounidense ha sabido conjugar los avances en tecnología junto con el valor de lo artesanal y exclusivo

A pesar de sus humildes comienzos en aquel cobertizo de Milwaukee, el lugar de trabajo de los jóvenes emprendedores William Harley y Arthur Davidson, allá por 1903, los siguientes años fueron de bonanza hasta que en 1906 se fundó la Harley Davidson Motor y, tres años después, se presentó por primera vez el logo de ‘la barra y el escudo’, representando la fuerza y la grandeza, y uno de los más populares de todos los tiempos. Su historia es el máximo exponente del sueño americano.

Hubo periodos triunfales, gracias a los encargos para proveer al ejército norteamericano en las Guerras Mundiales, y también hubo periodos complejos, como la Gran Depresión, Sin embargo, la marca ha sabido sobreponerse a los obstáculos hasta convertirse en claro referente para empresas de todo el mundo y de toda índole.

En los años 60, la imagen de la firma no era la mejor. De hecho, se la asociaba con gente falta de responsabilidad y con actitudes antisistema. No en vano, fueron sus motos las que usaron grupos como los 'Hells Angels', siempre llamados a dar la nota negativa en las concentraciones y carreras.

Sin embargo, contra todo pronóstico, fue a partir de esta década cuando más se popularizó, gracias sobre todo a la labor del cine de HollywoodLa película 'Easy Rider', con Peter Fonda y Dennis Hopper como protagonistas, junto con su banda sonora ‘Born to be wild’, fueron el impulso para el crecimiento de la marca como símbolo de rebeldía. Ahí nació precisamente el sentido de la libertad que hoy en día se le sigue vinculando a sus espectaculares motocicletas.

 

A ello también contribuyó, a partir de los 80, la creación del Harley Owner Group (1983), la primera comunidad de motociclistas que auspició una empresa. En su primer año de vida el HOG contaba con 33.000 socios y en la actualidad suman más de un millón de miembros repartidos por 20 países. 

A pesar de la llegada al mercado de potentes rivales procedentes del mercado asiático y europeo, Harley-Davidson ha resistido y sigue a la cabeza de las empresas más exitosas. Y gran parte de culpa tiene que la marca haya seguido una estrategia de diversificación, más allá de sus exclusivas y artesanales motos.

El rugido de una Harley es especial, como lo es la sensación de poder e independencia que sientes al montarla. Es sólo pensarte cabalgando sobre una Harley por la interminable ruta 66 y la piel se eriza. Es soñarte disfrutando al enfilar con el viento en la cara los kilómetros y más kilómetros de la "Carretera Madre".

La marca norteamericana ha sabido rodear a sus motos de toda cultura original y única, que influye en el modo de relacionarse con los demás, los hábitos, e incluso la forma de vestir. Además, los valores de camaradería y rebeldía siguen marcando el camino. 

Pero para algunos, esta llamada filosofía o estilo de vida no deja de ser una pura cuestión de marketing. Una moda, un pasatiempo, un movimiento social creado por comerciales de la compañía con mucho ojo clínico. Mientras que para otros, se trata de la única manera de entender el mundo.

Se quiera o no, el "harlista" se identifica con esa cultura tan particular. Su actitud en la vida, sus valores, sus prioridades, lo delatan. Ser harlista es ser auténticogenuino, y puedes serlo a tu manera, sin importar cómo disfruten de su moto los demás. Con disfrutarla cada vez que oyes su particular rugido, cada vez que la miras, o cada vez que tienes la suerte de montarla, es más que suficiente.

Y tú, ¿cómo lo ves? ¿Consideras o no que Harley-Davidson vende mucho más que motos?

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