La forma de comportarse de la moto dependerá de la eficacia y el buen funcionamiento de su sistema de suspensión, por eso es tan importante comprobarlo cada cierto tiempo.
En una moto corriente la suspensión delantera tiene una horquilla compuesta por una pareja de tubos o barras de horquilla, y la trasera, un brazo con uno o dos amortiguadores.
A partir de ahí, podemos encontrar en el mercado un sinfín de diseños de suspensiones, que cada marca entiende de manera propia. Se denominan suspensiones porque condorman una parte de la moto que queda suspendida sobre las ruedas.
Si tienes una moto custom, ya no sólo por estética, sino para que te muevas con la mayor seguridad posible, conviene entender de qué manera trabajan las suspensiones, así como el comportamiento en los diferentes tipos de terreno antes de decidirte.
Para empezar, hay que ser conscientes del trabajo según la distribución del peso de la motocicleta. En la maniobra de frenado, el total del peso se concentra en la rueda delantera, mientras que la rueda trasera es la responsable cuando aceleramos.
Para lograr el equilibro en el proceso tiene vital importancia la suspensión, que actúa para compensar los subes y bajas que se producen cuando vamos circulando. Así, los neumáticos ganarán en adherencia al suelo, ofreciendo una conducción mucho más segura.
Asimismo, la forma de comportarse la suspensión de una moto dependerá de la carga que lleve, de modo que debemos ser especialmente cautelosos cuando circulemos con un pasajero. Del equilibrio de la suspensión depende mucho la firmeza de la motocicleta y, por ende, la seguridad, de ahí su importancia.
Por otra parte, conocer los componentes de las suspensiones delantera y trasera te ayudará a entender el funcionamiento del sistema, el cual te explicamos brevemente.
Precarga: Se trata de la presión a la que sometemos el muelle cuando estamos circulando o, incluso, si estamos parados encima de la moto. Esta función determinará la altura en la que trabajará la suspensión y puede adaptarse según las necesidades de cada piloto y el tipo de terreno.
Extensión: Es la velocidad con la que el muelle vuelve a su posición de reposo tras estirarse después de haberse encogido en un movimiento. Esta fuerza viene dada por el amortiguador hidráulico que controla el retorno del muelle, abriendo y cerrando las válvulas. Hay motocicletas que permiten ajustar la suspensión, mediante la regulación de entrada de lubricante. Cuanto más aceite pase, más rápido se producirá la extensión.
Compresión: Es el proceso contrario a la extensión, es decir, la velocidad con la que se contrae la horquilla o el amortiguador trasero. Cuanto más dura sea la compresión, más fuertes serán los movimientos, aunque tampoco es conveniente que sea demasiado blanda, provocaría una sucesión de rebotes nada agradables ni seguros.
Tanto la horquilla como el amortiguador trasero siguen los mismos principios básicos, si bien se diferencian en la forma de sus componentes.
La forma más extendida de horquilla es la telescópica con amortiguador hidráulico. Cuenta con un par de barras que se deslizan en el interior de las botellas, un muelle y un sistema de amortiguación basado en la circulación de aceite.
Otras horquillas destacadas son la invertida, que usa el mismo sistema que la telescópica pero al contrario; las de paralelogramo, que consisten en dos barras dobles sujetas al eje de la rueda por el extremo de una pletina basculante y con muelles en la parte superior; y la Springer o de muelles, que cuenta con un doble sistema de amortiguación determinado por un gran muelle central además de los laterales.
El amortiguador trasero, por su parte, se compone de cuerpo y muelle. El cuerpo lo forman un vástago y un pistón perforado, que trabaja para suavizar el retorno, mientras que el muelle se encarga del movimiento elástico, dotando de resistencia a la compresión.
Al final del cilindro del amortiguador hay una pared móvil con retenes, cuyo fin es prevenir que suba la presión de aceite por causa de la introducción del vástago. Al otro lado, se sitúa el nitrógeno a presión, para que cuando eleve su temperatura aumente su volumen, actuando como regulador de la presión del aceite. Éste será el encargado de empujar la pared móvil y de comprimir el gas.
Como te decíamos más arriba, cada marca entiende de forma particular la suspensión. El sistema De Carbon, que toma el nombre de su inventor, es con el que cuentan la mayoría de las suspensiones modernas. En él, el aceite se mueve por un circuito predeterminado por el interior del cuerpo, y su situación varía dependiendo del amortiguador.
Es bastante funcional, pero tiene sus limitaciones. La ‘vegija’ o ‘bladder’ (una membrana de goma cuya función es expandirse o reducirse en función del aceite/nitrógeno del depósito) tiende a dilatarse y puede provocar que se produzcan burbujas. Sólo eliminando el aceite usado y sustituyéndolo por uno nuevo, volverá a trabajar el amortiguador en perfectas condiciones.
Precisamente en pos de eliminar los límites de este sistema básico trabajan diferentes marcas. A partir de ahí han surgido amortiguadores de doble tubo, como el novedoso Öhlins TTX. En este sistema, el gas fluye mejor gracias a la presurización en mitad del proceso. Los reguladores de compresión y extensión están situados en la parte superior, al tiempo que el aceite circula de forma circular, con lo que se recicla durante el circuito.
Otra solución han encontrado firmas como Kayawa y Showa, que han aportado una bomba de gas o 'bypass'. Al comprimirse la horquilla, el aceite del interior de la barra pasa por el regulador y luego, se rescata mediante el bombeador, que le ayuda a encontrar la válvula de retorno cuando la horquilla vuelva a abrirse.
Contar con una buena puesta a punto de las suspensiones nos permitirá viajar más seguros del comportamiento de nuestra moto. Para ello, la clave está en realizar un reglaje adecuado.
El reglaje tiene en cuenta la funcionalidad de varios componentes: muelle, láminas, pistón, aguja y clicks de regulación. Se trata de una operación exigente, que requiere de experiencia, por lo que lamejor decisión es contar con un mecánico profesional. Así podrás disfrutar de una conducción segura sobre dos ruedas, por encima de los baches y las irregularidades de la carretera.