Se dice que el hecho de grabar la piel con un tatuaje es tan antiguo como el ser humano. Y es que existen evidencias científicas de que tatuarse era una práctica común en el Neolítico, en las zonas que ahora ocupan Europa y Asia. Durante la prehistoria, el hombre atribuía al tatuaje valores supersticiosos, de ahí que fuera común tatuarse la imagen de los animales más feroces y peligrosos, para tratar de evitarlos. Por ejemplo, se creía que hacerse el ‘tattoo’ de un escorpión en la zona del muslo les libraría de su mortal picadura.
La motivación, eso sí, ha sido muy diferente a lo largo de la historia y dependiendo de las distintas culturas. Como manifestación artística o como parte de un ritual se realizaban los tatuajes en el Egipto faraónico, donde también se llegó a usar el tatuaje como cosmético indeleble. Se han hallado restos de momias que portaban tatuajes de diversa índole, incluso en los dedos de las manos.
Asimismo, otros pueblos de la época, como los asirios o los fenicios, seguían también la costumbre de tatuarse, en su caso, en la frente, con signos referentes a sus divinidades. Y poderes mágicos también les otorgaban a los tattoos otros pueblos ancestrales como los mayas o los aborígenes australianos.
También se utilizaron los tatuajes para marcar e identificar a esclavos y criminales, como sucedía entre los persas o en la Grecia y la Roma antiguas. E incluso en tiempos mucho más recientes, los nazis marcaban a los judíos retenidos en los campos de concentración, y los soviéticos, en los “gulags” de Siberia. También se cree, por su situación en el cuerpo, que en ciertas culturas los tatuajes se han hecho con fines terapéuticos, como es el caso del hombre de hielo.
Incluso por motivos puramente emocionales, como ocurre en gran parte de la población reclusa desde que existen las cárceles, o religiosos, tal y como se sabe que hicieron los primeros cristianos de Italia, tatuándose la cruz a pesar de la oposición de la propia Iglesia, o los caballeros en las cruzadas por Tierra Santa.
En Europa, el tatuaje vivió un renacimiento a partir del s. XVIII, cuando la expedición inglesa, con James Cook al mando, regresó a Londres procedente de la Polinesia, con aborígenes tatuados como atracción de feria. A partir de ahí, surgieron imitaciones y se crearon los primeros ‘estudios o salones de tatuajes’ (‘tattoo parlors’), proliferando en las zonas cercanas a los puertos y haciéndose más común entre los hombres de mar.
Pero no fue hasta finales del s. XIX cuando la moda del tatuaje alcanzó su cénit, gracias sobre todo a la invención del tatuaje eléctrico, una técnica que revolucionó el mundo del tatuaje y aupó a EE.UU. como centro mundial del diseño de tattoos. En cuanto a España, Cataluña fue el escenario donde primero se desarrolló debido a la cercanía con Francia, donde las mujeres de alta alcurnia lucían gotas de agua y pequeñas lágrimas entre los pechos como símbolo de distinción social.
En el caso que nos toca, el de los tatuajes moteros, la simbología es bastante diversa, aunque el fondo suele ser común para todo el que se hace un tatuaje referente al mundo de las motos. Un modo de entender la vida tan intenso que hace quieras compartirlo con el resto del mundo. Despertar admiración, recelo, e incluso temor, en quien te mira. Cada cual tiene un motivo para tatuarse y existen tantos como personas. Es así como el reflejo de la búsqueda de uno mismo, una seña nostálgica de la propia identidad.
Muchos de los símbolos elegidos por los primeros moteros tienen que ver con calaveras y llamas que se asemejan a menudo a los que se hacen los reclusos en las cárceles. Esto hace que puedan tener connotaciones negativas, relacionándolos con un mundo de violencia y muerte, con ambientes marginales y de exclusión social. Sin ir más lejos, los seguidores de uno de los grupos moteros más reconocidos de la historia, los Ángeles del Infierno, muestran preferencia por este tipo de tattoos.
Pero esto no quiere decir que quien se lo hace tenga carácter violento, ni mucho menos. Para cada individuo un tatuaje puede guardar un significado completamente diferente. Para unos puede simbolizar el compromiso con el estilo de vida motero, mientras que otros se tatúan pensando en subrayar la importancia del carácter, el honor, el coraje o la valentía. La libertad es otro de los sentimientos que los moteros valoran, de ahí que muchos de los tatuajes elegidos simbolicen su espíritu libre.
Cómo no, también hay quienes lo hacen para recalcar su sentimiento de pertenencia a un grupo, encarnando la hermandad existente, e incluso a veces el tatuarse la piel forma parte del rito de iniciación cuando se entra a formar parte de una pandilla motera. De hecho, existen grupos de moteros cuyos miembros que se tatúan sus colores y sus emblemas. Cuando un integrante sale de él, ha de borrárselos o tatuarse la fecha de salida y si ha salido por voluntad propia o ha sido expulsado.
Aunque el cuerpo puede ser un lienzo en toda su superficie, hay zonas más dadas a ser tatuadas por los moteros, que gustan de mostrar sus predilecciones con cierto orgullo. Los brazos, las muñecas, el cuello, la nuca, el pecho, e incluso la espalda. Cualquier zona que quede a la vista sirve, aunque cuanto mayor sea la superficie más detalles podrá contener el tattoo.
Hay algunos tatuajes que son temporales, desapareciendo al poco tiempo de ser realizados, y otros que permanecen en la piel para siempre, a no ser que sean susceptibles de ser eliminados con láser. En el caso de los tatuajes permanentes, la tinta se asienta en la dermis, que es la capa inferior a la epidermis, por eso aunque ésta renueve de forma constante sus células, el tatuaje se queda, ya que el cuerpo no tiene “recambio” para ello.
Si llevas tiempo pensando en hacerte un tattoo motero, esperamos que nuestras ideas te sirvan de inspiración. Eso sí, asegúrate de que quien te lo va hacer y dónde. No todo vale. Te juegas tu salud, ya que no hay que olvidar que estás introduciendo un cuerpo extraño en el cuerpo y produciendo una herida que ha de cicatrizar, por eso todas las precauciones y medidas higiénicas que se tomen son pocas.
Existe todo un sinfín de símbolos relacionados con las motos que levantan pasiones y sentimientos de admiración. Logos de míticas marcas, como Harley-Davidson, profundos lemas, escudos o emblemas de bandas o grupos, calaveras y tibias cruzadas, esqueletos, llamas, serpientes y corazones, chicas sexys, águilas y banderas americanas, componentes de una moto y modelos clásicos, campeones de motociclismo como ‘Il Dottore’ Rossi... Si por tus venas corre gasolina, aquí tienes muchas ideas ¿Te animas con alguna?