Se suele hablar de la motocicleta como medio de transporte, sobre las ventajas que tiene conducirla respecto a otros vehículos (ahorro de combustible, rapidez, practicidad, movilidad, etc). Pero imposible olvidarnos, sobre todo en estos tiempos de pandemia, de que son muchos y más grandes los motivos para conducir una moto los referentes a la salud física y emocional.
Los moteros siempre lo hemos sabido, pero la evidencia científica nos da la razón cada vez con más argumentos de peso.
Pocas terapias en el mundo se asemejan a todo lo que pueden aportarnos de manera espiritual y mental los paseos y rutas en motocicleta. ¿Quién no ha usado alguna vez su moto para evadirse de los problemas rutinarios? Es por eso que en las condiciones actuales del estado de alarma, en el que nos es restringida la movilidad por ocio, nuestro cuerpo nos pide a gritos unos golpes de puño.
Quizás contemplar la naturaleza, admirar obras de arte, practicar deporte, leer o disfrutar de una buena película, estén en la misma onda, pero son difícilmente comparables. Esa sensación de manejar, de poder llevar las riendas de tu vida, permiten obtener una sensación de libertad y armonía que pocas otras actividades consiguen.
Sentir esa sensación de autocontrol a través de la conducción de una moto le viene a nuestra mente igual de bien -e incluso tal vez mejor- que la visita a un psicólogo para ayudarnos a relajarnos y conseguir evadirnos de nuestras preocupaciones. Es, sin duda, una forma atractiva y eficaz de liberar estrés. Hay quien habla de palabras mayores: felicidad. Lo que sí es cierto es que después de conducir una moto, te sientes otro, mucho más positivo.
Montar en moto, además, te hace ejercitar el coco. Te ayuda a ganar habilidades mentales que te sirven en tu día a día. Cuando conduces una motocicleta desarrollas agilidad mental, al tiempo que agudizas tus reflejos y mejoras la concentración. No cabe otra: tu integridad está en juego.
Por un lado, cuando circulas en motocicleta es preciso mantenerse siempre en estado de alerta, manteniendo altos niveles de atención y concentración, lo que supone un entrenamiento muy completo para nuestra mente. Por otro, se mejora la capacidad sensorial y aumenta el nivel de adrenalina.
Pero no sólo hablamos de ventajas para la salud mental, sino que montar en moto también lleva aparejadas una serie de beneficios de carácter físico, de ahí que haya una disciplina deportiva exclusiva para su ejercicio: el motociclismo. Para llevar una moto, especialmente si es de gran envergadura, necesitas aplicar fuerza, tensión, y valerte de un buen tono muscular.
De ti, de tu estado de forma, va a depender en gran medida tu seguridad al mando de tu motocicleta. Es tu propio peso y tu fuerza las que van a soportar el movimiento de la moto, de modo que todo esto te ayudará a quemar calorías. Obviamente nada que ver con la pasividad con la que afrontas un viaje en coche.
Incluso, al tener que tensar los músculos de tu cuerpo cuando circulas sobre dos ruedas (piernas, brazos, core…) especialmente cuando te toca lidiar con días de viento, te va a servir tanto para fortalecer tu musculatura, como para tonificarla.
Fantástico, ¿verdad? Si antes tenías ganas de liarte la manta la cabeza y coger carretera, seguro que ahora se han multiplicado. Que no decaiga el ánimo. ¡Ya queda menos!