La iluminación es, sin duda, uno de los elementos más importantes de la seguridad activa en una moto, un elemento imprescindible para prevenir accidentes, sobre todo durante la noche o en condiciones climatológicas adversas, situaciones en las que la visibilidad es escasa. Por eso hoy queremos ayudarte a elegir las mejores luces para tu moto.
Ni que decir tiene que la elección de uno u otro tipo de faros influirán de manera decisiva en la estética de nuestra moto. Más deportiva, más elegante, más clásica. Tú decides el estilo que quieres lucir, pero no olvides las reglas.
Es primordial tener en cuenta es lo que dice el Reglamento General de Vehículos sobre el alumbrado obligatorio de las motocicletas, unas normas que debes cumplir si no quieres recibir un ‘regalito’ en forma de multa y, sobre todo, si quieres prevenir accidentes en la carretera.
Sobre el color, cabe resaltar que las diferentes luces están regladas por normativa internacional: rojo para faros traseros, ámbar para los laterales y direccionales, y amarillos o blancos para las luces delanteras, salvo los vehículos de emergencias.
Antes de explicarte los diferentes tipos de luces, repasamos cuál es el alumbrado de uso obligatorio.
3. Luces de frenado: Indican el accionamiento del freno a los demás usuarios de la vía.
4. Luces de posición delantera y trasera: Advierten de la presencia en la vía y sirven, además, para señallizar el ancho de la moto a los demás conductores.
5. Luces indicadoras de dirección: Sirven para indicar anticipadamente los movimientos que vas a realizar con tu motocicleta.
6. Catadióptrico trasero no triangular: Reflejan las luces del vehículo que circula detrás de nuestra moto, avisándoles de nuestra presencia.
7. Luz de placa: Alumbra la matrícula.
Como iluminación opcional, tenemos las luces antiniebla, delanteras y traseras. Tienen que estar situadas en la zona más baja posible de la moto para conseguir un resultado más eficaz.
Hemos avanzado mucho, y seguimos haciéndolo, en lo que a iluminación se refiere a lo largo de la historia del motor. Desde que en 1960 nacieron las bombillas halógenas, que son las que tienen todavía un uso más extendido, la iluminación ha ido evolucionando, hasta encontrar en el mercado luces de muy diversa índole, cada una con sus características.
Luces halógenas: La luz halógena se compone de una lámpara de cuarzo llena de gas y algunos componentes halógenos como cloro y yodo, que sirven para proteger el o los filamentos de tungsteno y evitar el oscurecimiento del cristal al alcanzar temperaturas elevadas. La luz se forma cuando la corriente eléctrica calienta el filamento de metal hasta ponerlo de color rojo/blanco.
Cuanto mayor sea la temperatura, más blanca y brillante será la luz halógena producida. Estos faros tienen un alcance de 60 a 70 metros de distancia.
Luces Xenon: También reciben el nombre de lámparas de descarga. La luz, más clara y parecida a la natural, se genera por un arco eléctrico, es decir, una chispa continua, producida entre dos electrodos separados por un bulbo de cuarzo que contiene gas xenón a alta presión. Ofrecen más potencia de luz y mayor alcance, unos 100 metros, con lo que se gana en seguridad.
Con menos energía son capaces de producir más luz, variando el tono de color blanco a azulado según la temperatura. Surgieron en la década de los 90 en automóviles de alta gama, pero su uso también se ha extendido a las motocicletas. Eso sí, ojo con la legalidad, porque el reglamento no recoge los tonos morados ni azules para luces delanteras, así que te expones a una multa o a no superar la inspección técnica.
Luces LED: Consiste en un sistema de diodos emisores de luz, cuya intensidad es mayor que las anteriores. A partir de 2006 se empiezan a comercializar faros láser en vehículos de serie (Lexus), con un rendimiento espectacular, siendo sus mayor ventaja juntos con la durabilidad, más incluso que la del propio vehículo.
Llegan a iluminar una distancia de más de 300 metros, sin puntos ciegos, y con ellas se ahorra hasta un 60% de energía. Otro punto a favor es que no se recalientan, de modo que no corren el riesgo de quemarse.
Las últimas novedades son los faros de inclinación variable, que adaptan la iluminación dependiendo del ángulo de inclinación de la moto, de forma que incluso son capaces de poner luz en el interior de una curva mientras estamos girando, aumentando así el nivel de visibilidad.
Luces Láser: Se compone de varios diodos láser que, conectados con fósforo, genera una luz más natural e intensa que los sistemas tradicionales. Llegaron en 2014, montadas en la edición especial del BMW i8, Cuentan con una mayor capacidad de alcance, hasta 600 metros, y consumen casi menos de la mitad de energía que las LED.
Eso sí, su precio, por el momento, las hace un tanto inaccesibles, por eso sólo suelen montarse en coches de alta gama. Su capacidad lumínica es tal que sólo se pueden utilizar cuando no hay vehículos circulando de frente, para evitar deslumbramientos.
Ahora que ya conoces los tipos de iluminación existentes, ¿por cuál te decantas para tu moto?