¿Conoces al argentino Emilio Scotto? Nosotros sí y hoy queremos compartir parte de la historia que vivió durante los 10 años que duró su recorrido por todo el mundo. Su hazaña comenzó un 14 de enero de 1985, cuando partió desde Buenos Aires llevado por el impulso de cumplir su destino, como él mismo dice. Emilio Scotto sentía que había nacido para conocer todos los lugares de la tierra donde hubiera un ser humano y así lo hizo hasta el 25 de abril de 1995 cuando volvió a su país natal.
Hoy en día, después de 25 años, Scotto es un exitoso empresario turístico, escritor y conferencista internacional, hecho que para nada estaba en la cabeza de aquel joven de 30 años inexperto –según él- que llevaba en su moto corbatas, camisas, pelotas de tenis, hilo azul y negro, etc… Con solo 300 dólares en su bolsillo y sin ningún mapa, a bordo de su recién adquirida Honda Goldwing, salió al mundo dejando atrás a toda su familia, amigos, trabajo y a Mónica, su pareja.
Comienza su andanza por el continente americano y poco a poco le van sucediendo lo que él llama “accidentes” y es así como “las cosas de fueron dando”. Como dijo Serrat: “se hace camino al andar” y nuestro viajero llega a EEUU donde un periodista bautiza su moto como Princesa Negra. Poco después cruza el charco y es realmente en Europa cuando comienza a darse a conocer.
Casi sin quererlo, en 1987 entra en contacto con Javier Herrero y Claudio Boet, directores de la revista Motociclismo en España, y deciden contar su historia y publicar sus fotos, que en aquel momento eran pocas, ya que no tenía ni idea de fotografía y llevaba una Pentax que su hermana le había regalado días antes de emprender su marcha. Tras esto, vendrían más reportajes, más fotos y por consiguiente, aficionados españoles y de otros países que seguían el viaje de Scotto y en más de una ocasión, fueron sus avales a la hora de ayudarles en los muchos aprietos que se vio envuelto.
En su paso por el mundo, él y la Princesa Negra fueron bendecidos por el Papa Juan Pablo II antes de adentrarse en África, y fue allí mismo, más concretamente en El Congo, donde contrajo la Malaria, también fue secuestrado por piratas en Somalia e incluso fue encarcelado hasta 6 veces. Miles de anécdotas, que fueron posibles porque el mundo estaba buscando algún motivo para abrirse, prueba de ello es que países que llevaban más de 30 años cerrados a cualquier extranjero, abrieron sus fronteras a Scotto, como fueron el caso de Libia, Mongolia, China o Cuba.
Es todo un gusto oírle contar sus historias en las que jugó un papel fundamental su Honda Goldwing, una moto que no estaba hecha para un viaje tan largo y que no estuvo exenta de averías. Cuenta Scotto, como tras recorrer África, la moto tenía graves problemas en el motor y que literalmente tuvo que traerla a rastras desde Italia hasta Madrid, donde Honda España le hizo su primera gran revisión.
Fue en el año 92 cuando regresa a Estados Unidos y cae en la cuenta de que se había dejado países como China, Mongolia, La Unión Soviética o Japón, sin explorar. Y decide llevar a cabo su segunda vuelta al mundo, donde también conocería todas las islas del Caribe, además de los países antes mencionados.
Actualmente, figura en el Libro Guinnes de los Récords como el hombre que ha realizado la salida en moto más larga de la historia y su Princesa Negra se exhibe en un museo cerca de Las Vegas. Sin darse cuenta, se convirtió en un gran narrador de historias y en un muy buen fotógrafo que usaba película Fujifilm porque “alguien se lo recomendó”. Este hombre rebosa sabiduría y trata de enseñarnos que cada minuto aprendemos algo y que por encima de todo, cualquier problema tiene solución. “No todo es posible, pero sí es intentable”, bajo esta premisa cerramos el post de hoy y esperamos que os llene de inspiración para llevar a cabo todos vuestros proyectos.