Como bien sabemos, España es territorio de inviernos suaves, si nos comparamos con otros países. Pero es cierto que el frío que hace es suficiente como para alterar el buen funcionamiento de nuestro vehículo. ¿Alguna vez te has planteado hasta qué punto puede verse afectada tu moto? Para responder a esta pregunta lo principal es tener claro exactamente qué ocurre.
El aceite, el agua y el líquido de frenos pueden verse afectados por la humedad y el frío. De hecho, cuando llueve, nieva o las temperaturas son muy bajas durante varios días, los líquidos pueden volverse viscosos e, incluso, congelarse, perjudicando el funcionamiento de la moto.
Si un motor no alcanza su temperatura de funcionamiento (en torno a 75 ºC) las consecuencias serán nefastas; las dilataciones de las piezas no serán las correctas, el aceite no desempeñará su cometido óptimamente y al no existir holguras entre los componentes del motor, se producirán rozamientos.
Si a esto le sumamos que en ocasiones nuestra moto está parada más tiempo del que deseamos, todo se complica. Cuando las condiciones climáticas son imprevisibles o directamente impiden la conducción solemos recurrir al coche en la mayoría de los casos.
Para dejar hibernando tu moto lo adecuado es prepararla para el tiempo que va a estar sin usarse. Lo primero siempre debe ser hacer una revisión exhaustiva de ella, comprobamos sobre todo los neumáticos para ver su desgaste, comprobamos también el nivel de líquidos (tanto de freno como de aceite) y también asegurarnos de que no hay ninguna avería. Respecto al neumático, un neumático no sólo no debe estar gastado, tampoco debemos usarlo si su goma ha envejecido pues en invierno su agarre será deficiente y muy inseguro. Los neumáticos muy deportivos, previstos para funcionar en temperaturas por encima de los 20 grados, sufren de un problema parecido pero relacionado sólo con su compuesto de goma y no la vejez de ésta: cuidado pues con las deportivas, o algunas naked de orientación deportiva que vienen de serie con neumáticos muy «racing», en el asfalto invernal.
Si decidimos no usarla, lo ideal es evitar que los neumáticos soporten el peso de la moto durante los meses de inactividad. Como no todo el mundo tiene caballetes, y menos uno frontal como los que se usan en competición, una buena solución práctica es dejar las ruedas sobre-hinchadas, es decir, echarles aire para aumentar la presión hasta 3-3’5 kg, presión con la que todavía será seguro conducirlas de vuelta a casa para su hibernación.
A continuación, te dejamos más consejos que pueden ser de gran utilidad:
- La suciedad acumulada puede corroer las superficies y producir cierto desgaste, sobre todo en la pintura. Lávala y una vez limpia sécala correctamente, haciendo especial hincapié en el cableado y zonas metálicas.
- Engrasar la cadena, lo recomendable es hacerlo cada 800 kilómetros. Primeramente, elimina toda la grasa con un limpiador específico.
- Cubrir con una funda. Es importante cubrir la moto con una buena funda impermeable que la proteja de la humedad y del polvo con el fin de que esté impecable cuando la vuelvas a utilizar. Cuando decimos «buena» es porque no sirve cualquier cosa para cubrir la moto: para empezar, es muy importante no usar una funda de material plástico totalmente impermeable. De hecho, en algunos países está prohibido usar fundas plásticas en motos o coches en garajes. ¿Por qué? Muy sencillo, todos los vehículos sufren de cierta evaporación del combustible (y algo de aceite) por sus tapones o respiraderos, y ese combustible evaporado se condensaría en el interior de la funda de plástico, generando un importante riesgo de incendio si salta alguna chispa (o colilla) cerca. Si te fijas, las fundas que venden en las tiendas suelen ser de tela tupida, o de algo parecido a plástico pero poroso, precisamente por este motivo.
- Intenta por supuesto no dejarla a la intemperie, es decir, que no se quede en el exterior aparcada durante todo el proceso.
- Mantén el depósito de la gasolina lleno al máximo evitando así que se oxide por dentro.
- Cambia el aceite para evitar las impurezas.
- Limpia el filtro del aire desde dentro hacia afuera.
- Desconecta la batería. Las baterías de plomo-ácido mayoritariamente usadas en las motos son como una vasija que tiene una pequeña fuga: poco a poco van perdiendo carga, y como el frío ralentiza la reacción química que genera energía eléctrica en su interior, el efecto se agudiza en invierno. A este efecto, llamado «autodescarga».
- Ruedas bien hinchadas: Lo ideal sería que la moto estuviera en un caballete, pero si no dispones de uno, hincha las ruedas entre medio kilo y un kilo por encima de lo recomendado para que la carcasa se deforme menos y aguante mejor el peso.
- Por último, si quieres ser aún más exquisito, puedes proteger las piezas de plástico, los metales y las gomas con un spray de aceite para que se quede una fina capa que evite el óxido.